El planeta Spaceball intenta «robar» la atmósfera del vecino Druidia secuestrando y pidiendo rescate por la princesa Vespa. El inventor de la trama es Dark Helmet -Rick Moranis-, pero se las tendrá que ver con Lone Starr -Bill Pullman-.
He aquí la que probablemente sea la mejor comedia homenaje que jamás haya existido a una obra de ficción real (y en realidad a más de una), y probablemente la mejor obra del genial Mel Brooks, que diez años después del estreno de «Star Wars: Una nueva esperanza» se basa en los personajes y argumento de ésta para ofrecernos una disparatada revisión cómica que invita a no parar de reír.
Personajes hipercarismáticos, cada uno con sus coletillas, como Yogurt y su «¡Mercaderías!» o Pizza el Hutt «os hará picadillo», un saludo paródico el del presidente Paul, diálogos antológicos:
- Soy el compañero de habitación de la prima del hermano de tu padre…
- Entonces, ¿tu y yo somos…?
- Absolutamente nadaaaa.
Y escenas totalmente surrealistas en las que no parar de reír, como la de la velocidad absurda (genial, con ese «joder, van cagando leches a cuadros») o la de «ahora no existe porque ahora es antes».
Aunque en algunos momentos pueda llegar a resultar algo estúpida, sigue provocando años después tantas carcajadas que a uno no le importa no ser tan crítico y hacerle algunas concesiones.
«Oh no… son los pelotas del espacio… estamos perdidos»