MV5BMjU2YTE4YjctOTdlMi00MmNlLTllMmItOWU1NTlhNDQzZTFlXkEyXkFqcGdeQXRyYW5zY29kZS13b3JrZmxvdw@@._V1_.jpg

No es un filme imprescindible, por supuesto, pero es una recomendación para todos los amantes del thriller de acción de los 70/80s. A los pocos minutos de empezar la película se produce la primera escena de acción, en ella, Belmondo comienza una persecución a pie por medio de la ciudad, la secuencia está rodada íntegramente por el mismo actor. Son unas escenas que te ponen la piel de gallina al ver cómo el bueno de Belmondo era capaz de arriesgarse de esa manera. En la siguiente escena de acción vemos a Jean Paul subido y saltando de un helicóptero de una manera tan tremenda, que haría enrojecer a todos los actores del cine de acción USA incluido el propio Tom Cruise.

Pero a parte de la peculiaridad y el valor que le atesora el tener ese tipo de escenas rodadas de forma real por la estrella, hay que reconocerle también el ser una película muy entretenida de ritmo vertiginoso y grandes dosis de acción. Curiosamente, se convierte en todo un ejemplo para el cine de acción contemporáneo que se pierde en argumentos inverosímiles y protagonistas salidos de un anuncio de Dior. Aquí no. Belmondo no puede ir peor vestido pero suelta unos sopapos absolutamente toscos y creíbles. A pesar de su edad (tenía unos cincuenta años aproximadamente) corre que se las pela y muestra una exigencia física y valor que pocas veces se ve en este tipo de actores leyenda.
Hay muchas cosas interesantes en esta película (no exenta de errores por supuesto) pero me voy a quedar con su sencillez. Sencillez en su guión, sencillez en sus diálogos, sencillez en la puesta en escena, sencillez en el manejo de la cámara… Y, curiosamente, con el espectador enganchado desde el primer fotograma. ¿A lo mejor no es tan sencilla aquella sencillez, no?

Finalmente hay que reseñar sus ambientes, esa Francia de los 80s que se muestra desde sus suburbios con escenas que recuerdan a la mítica película ‘A la caza’. El filme cierra con una persecución en coche con el propio Belmondo al volante que pone la piel de gallina y para redondear, música de Ennio Morricone y la presencia de una actriz/cantante como Carlos Sotto Mayor que es uno de los rostros y cuerpos más bellos de la historia que por supuesto terminó como esposa del actor.