Puntuación: 5.5

Antes de nada me gustaría pedir perdón de antemano ante esta reseña crítica pero es que, la desgana es tal con esta saga que posiblemente la ausencia de pasión ante ella haga que mis palabras pueden sonar frías y sobre todo apáticas.

Y apática también es la palabra que mejor define una tercera parte carentes de emoción o sorpresa que consigue que nadie que no sea fan de la saga, pueda tomarle algo de cariño o apego a su historia y a sus personajes.
Leal comienza allá donde lo dejó Insurgente. La ciudad está a punto de hacer estallar una guerra civil y Tris (Shailene Woodley), Cuatro (Theo James), Peter (Miles Teller), Christina (Zoe Kravitz) y Caleb (Ansel Elgort) volverán a formar equipo para llevar el peso de los minutos en pantalla, sobre todo, la pareja inicial.
Así que de nuevo estamos ante una de estas distopías adolescentes que nos presenta un nuevo mundo apocalíptico de apariencia Madmaxiana y que siendo justos hemos de confesar que resulta efectivo como contraposición a lo narrado en las anteriores entregas.
Pero, la otra faceta es el acercamiento heroico de su protagonsita a la ídem de Los Juegos del Hambre pero por desgracia, el personaje de Tris no consigue tener el gancho suficiente para ser la última esperanza del universo tal y como se describe en la obra de Roth o como sí ocurría con el personaje creado por Jennifer Lawrence en el film citado.

Teniendo en cuenta el número de propuestas similares en los últimos años (Los Juegos del Hambre, El Corredor del Laberinto…), lo que hacía única a La Serie Divergente era el tema de la separación por facciones que representarán la condición humana y cómo ello tenía trascendencia en la sociedad. Con todo esto borrado de un plumazo y sustituido por un fascismo futurista entre \»puros\» y \»dañados\», la cinta se vuelve anodina y como dijimos, apática.
A nivel fílmico el director Robert Schwentke parece querer imprimir algo de personalidad en la puesta en escena pero el abuso de CGI vago y ramplón termina por darle un aire más cercano casi al producto televisivo que a un producción cinematográfica, al menos de calidad.
Para remate la elección de dividir el capítulo final en dos películas sólo hace que acabar de destrozar un producto que quizás condensado en una única obra, hubiese podido gozar de un ritmo narrativo mucho más intenso y dinámico.
Por lo tanto, si no sois fan de la saga, podéis ahorraros el asunto de ir a verla.

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